El hotel se localiza en un espacio
natural de once mil hectáreas, se caracteriza por sus playas de marea y de
fango, sus charcas, salinas, aguas libres, canales e islotes. La elección de este
lugar se justifica por el hecho de ser un paisaje atractivo y estimulante, y
por permitir sacar a discusión pública la cuestión de cómo intervenir en zonas
protegidas de fuerte aptitud turística.
El edificio se asienta sobre una de las innumerables
islas existentes, quedando en parte suspendido sobre agua o sobreterrenos
expuestos a las mareas. Su forma define espacios exteriores cubiertos, a nivel
del suelo y en azoteas, que proporcionan áreas para actividades de grupo, de
reflexión o para exposición de obras.